La adicción a pantallas y celulares
Pantallas
El uso excesivo de pantallas como televisores, computadoras, tabletas y teléfonos celulares se ha convertido en un problema creciente en la sociedad actual. La psicología ha estudiado este fenómeno como una forma de adicción comportamental, en la que la persona desarrolla una dependencia psicológica de estar frente a una pantalla, a pesar de las consecuencias negativas que esto pueda traer (Echeburúa, 1999).
Entre los factores psicológicos que pueden llevar a la adicción a las pantallas se encuentran la búsqueda de gratificación instantánea, el aislamiento social, la evasión de problemas, el aburrimiento y la baja autoestima. Las pantallas proveen estímulos constantes que liberan dopamina en el cerebro, creando una sensación placentera que la persona desea repetir compulsivamente (Soto, 2013).
Pantallas y videojuegos
Los videojuegos son una de las principales actividades asociadas al uso problemático de pantallas. Los videojuegos activan el sistema de recompensa del cerebro liberando dopamina y pueden volverse altamente adictivos (Weinstein, 2010).
Los aspectos que hacen tan atractivos a los videojuegos incluyen la sensación de logro al superar retos, la interacción social con otros jugadores, la gratificación instantánea de conseguir puntos o subir de nivel y la immersión en historias y personajes fantásticos (Smahel et al., 2008).
Sin embargo, el abuso de videojuegos puede llevar al aislamiento social, bajo rendimiento académico, sedentarismo, trastornos del sueño y síntomas psiquiátricos como ansiedad, depresión e irritabilidad (Kuss y Griffiths, 2012).
Los psicólogos recomiendan a los padres establecer límites claros sobre el tiempo permitido de juego, vigilar los contenidos de los videojuegos, fomentar otras actividades recreativas y buscar ayuda profesional si detectan signos de adicción a los videojuegos en sus hijos (Echeburúa y Requesens, 2012). La prevención y el tratamiento multidisciplinario son clave en estos casos.
Celulares
Dentro de las pantallas, el teléfono celular se ha convertido en uno de los dispositivos más adictivos. La posibilidad de estar conectado permanentemente a Internet y acceder a aplicaciones de redes sociales y entretenimiento han hecho que muchas personas desarrollen una dependencia del celular (Muñoz et al., 2009).
Los psicólogos alertan sobre el uso problemático del celular cuando la persona no puede desprenderse de él, lo revisa de manera obsesiva, descuida otras actividades por usarlo y sufre ansiedad o angustia si no lo tiene disponible. Los adolescentes son especialmente vulnerables a volverse adictos al celular (Echeburúa y Requesens, 2012).
Las aplicaciones de redes sociales y juegos envían notificaciones y estímulos constantes que liberan dopamina en el cerebro, creando un circuito de refuerzo positivo. La persona siente ansiedad cuando no puede revisar el celular y experimenta alivio y placer cuando vuelve a tomarlo (Echeburúa y Corral, 2010).
Además, el uso excesivo del celular no permite el adecuado desarrollo del lóbulo prefrontal del cerebro, encargado de las funciones ejecutivas como la toma de decisiones, el autocontrol y la planificación. Los adolescentes que abusan del celular muestran más dificultades en demorar la gratificación, controlar impulsos y evaluar consecuencias de sus actos (Cía, 2013).
Es importante que los padres establezcan reglas sobre el uso del celular, monitoreen las aplicaciones que usan sus hijos y les enseñen sobre los efectos dañinos de la adicción al celular. Deben restringir el uso antes de dormir y fomentar actividades que desarrollen habilidades cognitivas, sociales y físicas fuera de la pantalla (Echeburúa y Requesens, 2012). La prevención y el tratamiento temprano de la adicción al celular es clave desde la psicología.
Recomendaciones
Aquí algunas recomendaciones para un uso saludable de los celulares:
- Establecer horarios sin celular durante las comidas, antes de dormir y mientras se realizan tareas escolares o laborales.
- Activar funciones de control parental y monitoreo en los celulares de niños y adolescentes.
- Desactivar notificaciones no esenciales que puedan generar distracciones.
- Cargar el celular fuera del dormitorio para evitar la tentación de usarlo durante la noche.
- Utilizar funciones como el modo avión o no molestar para tener períodos de desconexión.
- Eliminar aplicaciones que se usen de manera compulsiva y no aporten beneficios.
- Buscar actividades de ocio y relajación sin pantallas para equilibrar el uso del celular.
- Evitar usar el celular mientras se conversa con otra persona o en reuniones sociales.
- Hacer un uso intencional del celular y no revisarlo de manera automática por aburrimiento o ansiedad.
- Auto-observarse para detectar signos de uso problemático y pedir ayuda profesional si es necesario.
Establecer límites sanos y razonables sobre el uso del celular es importante para prevenir conductas adictivas.
Sobrepeso
Otra consecuencia preocupante del exceso de exposición a pantallas es el sobrepeso y la obesidad infantil. Pasar muchas horas frente al televisor, la computadora o el celular conlleva a una vida sedentaria que, combinada con los efectos de la publicidad de alimentos no saludables, resulta en un aumento de peso (Duque y Parra, 2012).
Desde la psicología de la salud se enfatiza la importancia de limitar el tiempo de pantallas y fomentar la actividad física en niños y adolescentes, para prevenir problemas de sobrepeso. El ejercicio regular no solo mejora la condición cardiovascular, sino que también tiene beneficios psicológicos al reducir el estrés, la ansiedad y mejorar la autoestima (Strong et al., 2005).
Los psicólogos recomiendan que los padres den el ejemplo reduciendo su propio tiempo de exposición a pantallas
Sobrepeso y uso de pantallas
Existen varios factores que explican la asociación entre el exceso de peso y el uso de pantallas como celulares, televisión y computadores:
- Sedentarismo: El tiempo excesivo frente a las pantallas lleva a reducir la actividad física, lo cual disminuye el gasto calórico diario necesario para mantener un peso saludable.
- Snacking: Las personas suelen comer frente al televisor o el celular en lugar de en el comedor, lo que dificulta una alimentación consciente y puede llevar a un exceso de calorías.
- Publicidad de alimentos: La publicidad de alimentos no saludables asociada a los contenidos de pantallas promueve el consumo de estos productos ricos en azúcares y grasas.
- Alteraciones del sueño: El uso de pantallas antes de dormir afecta la cantidad y calidad del sueño, lo cual se ha relacionado con un mayor riesgo de obesidad.
- Mayor ingesta calórica: Algunos estudios sugieren que ver pantallas puede alterar la regulación del apetito y promover una mayor ingesta de alimentos durante el día.
Los psicólogos recomiendan que los niños y adultos limiten el tiempo de pantallas, hagan actividad física diaria, tengan una alimentación balanceada y consulten a un especialista si existe sobrepeso (Strong et al., 2005).
Padres
Los padres juegan un rol fundamental para prevenir y tratar la adicción a pantallas en los hijos. Los psicólogos recomiendan que los padres den el ejemplo reduciendo su propio tiempo de exposición a pantallas y estableciendo normas claras sobre el uso de la tecnología en el hogar (Echeburúa y Requesens, 2012).
También es importante mantener una comunicación abierta, monitorear el uso de Internet y enseñar a los hijos habilidades sociales que les permitan relacionarse sin depender de la tecnología. Los padres no deben temer pedir ayuda psicológica si detectan signos de adicción a pantallas en sus hijos.
Aquí algunos ejemplos de habilidades sociales que los padres pueden enseñar a sus hijos para promover la interacción fuera de la tecnología:
- Habilidades conversacionales: hacer preguntas abiertas, escuchar activamente, hacer contacto visual.
- Habilidades para hacer amistades: presentarse a nuevas personas, proponer planes, integrar a otros al grupo.
- Habilidades para resolver conflictos: comunicar los problemas de manera asertiva, escuchar al otro, buscar soluciones.
- Habilidades para trabajar en equipo: cooperar con otros, aportar ideas, respetar opiniones.
- Habilidades para el manejo de emociones: reconocer las propias emociones, expresarlas de manera adecuada, reconocer las emociones de los demás.
- Habilidades para la autoestima: reconocer cualidades positivas propias, aceptarse a uno mismo, pedir ayuda cuando sea necesario.
- Habilidades para manejar la crítica: escuchar la crítica sin sentirse atacado, responder de manera calmada, aprender de los errores.
- Habilidades para el liderazgo positivo: guiar con el ejemplo, motivar a otros, reconocer el esfuerzo del grupo.
Los padres desempeñan un papel crucial en la prevención y el tratamiento de la adicción a las pantallas en sus hijos, no solo estableciendo límites y reglas claras, sino también dando el ejemplo y enseñando habilidades sociales que les permitan relacionarse fuera de la tecnología. La comunicación abierta y la detección temprana de signos de adicción son fundamentales. En última instancia, se requiere un enfoque holístico que involucre a padres, profesionales de la salud y la sociedad en general para abordar este creciente problema de salud emocional.
Referencias
- Duque, I.L. y Parra, J.H. (2012). Exposición a pantallas, sobrepeso y desacondicionamiento físico en niños y niñas. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 10(2), 971-981.
- Echeburúa, E. (1999). ¿Adicciones sin drogas? Las nuevas adicciones: Juego, sexo, comida, compras, trabajo, internet. Bilbao: Desclée de Brouwer.
- Echeburúa, E. y Requesens, A. (2012). Adicción a las redes sociales y nuevas tecnologías en niños y adolescentes. Madrid: Pirámide.
- Kuss, D.J. y Griffiths, M.D. (2012). Internet gaming addiction: A systematic review of empirical research. International Journal of Mental Health and Addiction, 10(2), 278–296.
- Muñoz, M., Fernández, L. y Gámez, M. (2009). Adicción y abuso del teléfono móvil. En E. Echeburúa, F.J. Labrador y E. Becoña (Coords.), Adicciones a las nuevas tecnologías en adolescentes y jóvenes (pp. 131-149). Madrid: Pirámide.
- Smahel, D., Blinka, L. y Ledabyl, O. (2008). Playing MMORPGs: Connections between addiction and identifying with a character. CyberPsychology & Behavior, 11(6), 715-718.
- Soto, A. (2013). Las nuevas adicciones ¿Qué son? ¿Cómo afrontarlas? Madrid: Mestas Ediciones. https://mestasediciones.com/libro/las-nuevas-adicciones-que-son-como-afrontarlas/
- Strong, W.B., Malina, R.M., Blimkie, C.J., Daniels, S.R., Dishman, R.K., Gutin, B., et al. (2005). Evidence based physical activity for school-age youth. Journal of Pediatrics, 146(6), 732–737.
- Weinstein, A.M. (2010). Computer and video game addiction—A comparison between game users and non-game users. American Journal of Drug and Alcohol Abuse, 36(5), 268–276.